El Universo hubiera podido ser un desierto de partículas baldías, pero no lo ha sido. La materia es la fuente de la luz, del calor y la energía, es lo que da forma y propiedades a las cosas, ya estaba cuando la vida no existía y es la causa más primitiva de su evolución, está en el tejido neuronal que nos da la razón y nos hace conscientes de la realidad… ¡La materia lo es todo!

martes, 10 de septiembre de 2013

1.- Cuestionando a la ciencia.

Hasta los niños se preguntan alguna vez de dónde venimos, si hubo alguien que diseñó y creó la realidad en la que somos conscientes o si las cosas evolucionan espontáneamente de la nada. Y si alguien creó el Universo, ¿de dónde vino el creador? No hay razón humana que explique la causa de la causa en una sucesión infinita, ni tampoco la forma en que algo pueda surgir de la nada.
Siendo niño pensaba que algún adulto conocería las respuestas, que cuando fuera mayor también comprendería el origen de la materia, del Universo y de la vida consciente. Sin embargo, lo que sí he comprendido es que los adultos seguimos dando palos de ciego como los niños, que intentamos respetar las opiniones contrarias pero nos hacemos mucho más radicales en lo que pensamos. Los adultos ya no vemos la realidad sin prejuicios heredados y pensamos en la medida que nos permiten nuestras circunstancias, y esto también es así para los que hacen ciencia.

            "Hay del pueblo que olvida su historia porque está condenado a repetirla", famosa frase de Napoleón que no parece guardar mucha relación con la ciencia, pero es que la ciencia también tiene su historia. Me gustaría recordar hasta qué punto son vulnerables las demostraciones cuando se modifica la forma de entender a la realidad física. Recordemos por ejemplo el problema de la luz cuando Newton defendía que estaba formada por partículas, y más tarde verificado que se trataba de ondas gracias al experimento de Young. Se consideraba tan demostrado que la interpretación de Einstein del efecto fotoeléctrico permaneció en el saco de la indiferencia durante 10 años, a pasar de que probaba claramente que la luz también estaba cuantificada como las partículas.

             Si recordamos el trabajo de Darwin sobre la evolución de las especies encontramos que su principal oposición estaba en la influencia religiosa, pero en el efecto fotoeléctrico estaba en la ciencia. Siempre hay una forma dominante de pensar que se aprende demasiado bien sus propias lecciones, y cuando se topa con un problema de otra naturaleza ya no tiene perspectiva para reconocerlo. La realidad es una guerra que terminan perdiendo los que han olvidado su propia historia, gigantes que ya no se dan cuenta de que sus pies están hechos de barro.
No se puede creer que los investigadores son inmunes a los defectos universales e interpretan la realidad que experimentan de forma objetiva, más bien todo lo contrario porque no hay experimento que no haya sido motivado por una creencia. Como veremos más adelante con el experimento de Michelson-Morley, lo que se demuestra está siempre condicionado por la interpretación de la realidad física, y cuando cambia la interpretación también cambia lo que demuestra el experimento. Cuando todavía no existía el concepto de relatividad, el experimento demostraba que el medio de propagación de la luz era arrastrado por la Tierra. Cuando Lorentz introdujo el concepto de relatividad en la masa y las distancias, el experimento demostraba justamente lo contrario. Por último, cuando Einstein planteó la constancia de la velocidad absoluta de la luz, resultó que el medio de propagación ya no era necesario.

            Estamos en un período que dejará una huella profunda en la historia de la ciencia, porque nunca como ahora se ha cuestionado tanto el significado de la realidad física. Hoy por hoy todavía no se ha demostrado que la realidad de las partículas se crea por el acto de observar, pero los más influyentes en el campo de la física ya han decidido que debe de ser así. Sea como sea, lo cierto es que si metemos la pata en la interpretación de la realidad, entonces habrá mentiras que llegarán a ser demostradas como verdades.
En esta primera parte veremos que la ciencia sigue estando muy lejos de comprenderlo todo, hay muchos misterios sin resolver que se reconocen abiertamente, pero hay muchísimos interrogantes añadidos a los que ya no se presta atención, a veces porque nadie lo cuestiona, porque no existe tecnología que pueda desvelar el misterio, porque se encuentran atajos para evitar difíciles problemas de interpretación o por incontables razones de origen social, como por ejemplo el miedo a perder la credibilidad si las pistas apuntan en una dirección que no satisface a quienes deciden lo que es ciencia.
Efectivamente, “alguien” decide qué investigaciones y teorías llegarán a publicarse en las revistas científicas, “alguien” tiene el deber de bloquear a los charlatanes pero también impone lo que es verdad o mentira porque tiene el poder de hacerlo. Si hasta los buenos investigadores necesitan padrinos para dar valor a su trabajo, es evidente que las personas corrientes no podemos investigar sin el riesgo de ser valorados como charlatanes, podemos pensar por nosotros mismos, pero si nadie nos apadrina seremos ingenuos creyendo que nuestro esfuerzo tendrá valor para los demás.
Nunca se me ocurrió pensar que yo mismo podría decir algo sobre la materia y la gravedad, solo esperaba respuestas como la mayoría de la gente. Sin embargo, esa ciencia que siempre me había parecido intachable comenzó a parecerme imperfecta, como un gigante con pies de barro. Ya no me avergüenza cuestionar la filosofía de la ciencia y he dedicado una gran parte de mi esfuerzo para desmontar los cimientos más elementales. Es verdad que sería un necio intentando falsear lo que se ha verificado experimentalmente, ese no es el objetivo, lo que pasa es que hay mucha diferencia entre lo que dicen los experimentos y lo que se interpreta.
Por ejemplo se considera demostrado que el Universo se expande de forma acelerada, cuando lo que se ha demostrado de verdad es que la luz tiene un aumento de la longitud de onda que es proporcional a la distancia. Aunque es cierto que la velocidad de una fuente de luz afecta a la longitud de onda, nadie ha viajado hasta una lejana galaxia para enviarnos una luz con longitud de onda conocida de antemano, nadie ha demostrado que esa luz de largo alcance se comporta exactamente igual que la de corto alcance, como la utilizada en los experimentos. Con esa luz de prueba, conociendo la verdadera velocidad con la que se aleja su foco y observando la variación de su longitud de onda, entonces demostraríamos cómo afectan las distancias a la luz emitida y si de verdad se expande el Universo. Como eso no es posible, se puede creer en una energía oscura que lo expande porque resultaría demasiado molesto volver a cuestionar a la teoría electromagnética, pero es una posibilidad como cualquier otra, una posibilidad fantasma que sigue rondando a la ciencia.
A lo largo de esta primera parte veremos docenas de ejemplos, interrogantes molestos que la ciencia ha dejado al margen para seguir avanzando, dando por fiables muchos conceptos que todavía no han sido probados con total seguridad. Esa clase de interrogantes, junto con otros misterios reconocidos, serán la materia prima para elaborar este documento, como las piezas de un puzzle que deben encajar a la perfección. “El origen de la materia” es una teoría de bajo nivel que no confirma ni desacredita a ninguna otra teoría, simplemente cambia la interpretación de lo que vemos desde un origen mucho más primitivo, cuestionando hasta el significado del tiempo.
Pensemos por un momento que el tiempo en las ecuaciones de Einstein no fuera lo que siempre se ha pensado. Las predicciones relativistas seguirían funcionando igual de bien, pero eso que corre como un río con velocidad variable ya no sería el tiempo sino una extraña magnitud. No habría paradojas temporales ni Universos que se desdoblan para evitar las paradojas. Una nueva interpretación lo cambia todo cuando se aplica al nivel de las magnitudes fundamentales, cambia la realidad, las consecuencias, y lo que demuestra cualquier experimento.
Preguntemos a los universitarios que han elegido estudiar física, muchos nos dirán que terminan aprobando las asignaturas pero son pesimistas cuando comparan lo que han aprobado y lo que han comprendido. Hablemos con los becarios que se quedan en la universidad, investigando y trabajando casi por amor al arte para seguir la línea de trabajo marcada por algún catedrático, lo mismo que los investigadores mantenidos con dinero público, porque no tienen la libertad para investigar aquello en lo que de verdad creen. También estamos equivocados cuando pensamos que la ciencia es una convergencia de inquietudes, son muchos los que discrepan de todo lo que podemos llamar “oficial”, pero son muy pocos los que se atreven a decirlo públicamente. Pensar por uno mismo es una virtud que nos desprestigia y nos aleja de las pautas marcadas por una sociedad inconsciente.
A lo largo de los siguientes capítulos se van a exponer muchos temas relacionados con la materia, todos ellos desde un punto de vista oficial, pero planteando interrogantes a los que la física oficial no ha dado respuesta. Esa lista de interrogantes será el punto de partida para desarrollar un modelo aproximado de gravedad y un modelo elemental de la materia. Parece extraño que la fuente de inspiración sea lo desconocido y no el conocimiento heredado, pero es que los interrogantes no son otra cosa que los bordes o límites de las piezas del puzzle, esas piezas de conocimiento bien confirmadas pero inconexas globalmente. Si el “origen de la materia” puede responder a los interrogantes que delimitan los contornos, entonces la materia debería ser como el “pegamento” que da sentido al conjunto, que unifica el conocimiento y nos abre una puerta para comprender nuestra propia naturaleza, nuestro origen y nuestro destino. El conocimiento es bueno, pero está hecho de apariencias que nos confunden y nunca deberíamos rendirle culto como si fuera la verdad concluyente.

La historia de la ciencia no deja mucha esperanza para creer en una teoría definitiva.

1 comentario:

  1. ¡¡Que apasionante!! No importa mucho cuán exacto sepamos sobre algo si lo que sabemos nos permite progresar. Con el tiempo nos vamos perfeccionando, mientras tanto la electrónica, como ejemplo, empezó desde conceptos muy humildes, pero nos permitió construir radios a galena, a válvulas, luego apareció el transistor, y aquí estamos tecleando en una PC hablando con el mundo. ¡Y cuan amplio es el campo de posibilidades que brota día a día! Nuevas cosas siguen apareciendo que nos deslumbran.

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