El Universo hubiera podido ser un desierto de partículas baldías, pero no lo ha sido. La materia es la fuente de la luz, del calor y la energía, es lo que da forma y propiedades a las cosas, ya estaba cuando la vida no existía y es la causa más primitiva de su evolución, está en el tejido neuronal que nos da la razón y nos hace conscientes de la realidad… ¡La materia lo es todo!

sábado, 14 de septiembre de 2013

19.- El problema de la constante G.

Metros con metros, kilogramos con kilogramos, segundos con segundos… Es extraño cómo exigimos rigurosamente la coherencia de unidades y magnitudes cuando establecemos relaciones físicas, pero añadimos constantes con unidades, según conveniencia, cuando definimos leyes experimentales como la gravedad. Las unidades de la constante G son una imposición obligada para mantener la coherencia entre una fuerza con el producto de masas y el inverso del cuadrado de la distancia, lo que sugiere que faltan magnitudes, no comprendidas, que son responsables de la relación entre unidades incompatibles.
F = G·M·m / d2
La primera medida de la constante G se atribuye a Cavendish, aunque su propósito era medir la densidad de la Tierra con una balanza de torsión y dos esferas de plomo de unos 175Kg cada una.
Cuando un cuerpo de masa "m" describe una orbita circular en torno a una masa "M", la tercera ley de Kepler nos dice que la relación entre el cuadrado del período "p" y el cubo del radio "R" es una constante. Newton dedujo posteriormente la misma ley basándose en su gravitación universal como se justifica a continuación, donde se iguala la fuerza de la gravedad con la fuerza centrípeta. Sabiendo que la velocidad es el cociente entre la longitud de la orbita (2 PI por el radio) y el período o tiempo que tarda en describirla, se deduce la tercera ley de Kepler a la vez que se da un valor a la constante de Kepler, siendo G la constante de gravitación universal.

Aunque se ha deducido para una órbita circular, la expresión es correcta para órbitas elípticas si se cambia la distancia R entre masas por el semieje mayor de la elipse, que también coincide con la distancia media. Puede despreciarse el valor de la masa “m” si es muy pequeño comparado con “M”, lo que ha permitido calcular la masa del Sol conociendo solamente el período orbital de uno de los planetas y su distancia media al Sol.
¿Se puede poner en duda la constante G? En principio, la tercera ley de Kepler solo necesita una constante que depende del producto de G y de la masa M (despreciando m respecto de M). Este producto puede tener el mismo valor con infinitas combinaciones posibles de G y M. Por ejemplo, si G fuera incorrecta, la masa "M" del Sol también sería incorrecta, pero no tendríamos forma de reconocerlo porque seguiría cumpliendo la ley de Kepler.
Se puede argumentar que existen otras formas de medir la masa de una estrella y que la duda sobre la constante G no tiene fundamento. Ciertamente existen otras formas como por ejemplo un análisis de luminosidad, pero todas conducen incondicionalmente a G como se intentará probar…
Las estrellas binarias han sido la clave para encontrar un método indirecto de medida de masas por luminosidad. La órbita real de una estrella respecto de otra no es observable en general porque su plano orbital no suele ser perpendicular a la visual. Eso implica que la estrella focal no se verá en el foco de la órbita aparente y se dificulta descubrir si dos estrellas determinadas son binarias. Otra dificultad es que tampoco se observa la órbita relativa de una estrella respecto de su pareja binaria, ya que las dos seguirán trayectorias elípticas respecto de su centro de masas. Adicionalmente, los casos de períodos orbitales demasiado largos hacen imposible el registro de posiciones aparentes hasta deducir si dos estrellas son binarias.
A pesar de todo, según observaciones de amplias regiones de nuestra galaxia, entre un 60% y un 70% de las estrellas son binarias e incluso múltiples, es decir, se orbitan mutuamente formando agrupaciones estrechamente ligadas, pero el porcentaje podría ser mayor a la vista de las dificultades.
Las estrellas binarias cumplen la tercera ley de Kepler en sus órbitas relativas y en sus órbitas absolutas. Mediante un procedimiento de paralaje se puede medir la distancia entre dos estrellas binarias que se encuentren “relativamente” cerca de la Tierra, aunque deben estar suficientemente alejadas entre sí para eliminar efectos de proximidad perjudiciales. Esas medidas directas han permitido calcular los semiejes Ra y Rb de las órbitas absolutas y su relación será la misma que la relación entre las dos masas como se indica a continuación, teniendo en cuenta la condición del centro de masas. Junto con la tercera ley de Kepler tal como Newton la expresó, las masas de las dos estrellas binarias quedan así determinadas por mediciones directas, relacionando las dos ecuaciones que se acaban de mencionar:

Aunque los parámetros de esas ecuaciones no se expresan en los mismos términos por razones de la forma en que se miden, son correctas como se han descrito y simplifican bastante su comprensión, pues el problema se reduce a resolver dos ecuaciones con dos incógnitas, que son las masas de las dos estrellas.
Queda claro entonces que dichas masas dependen de la constante G. Una vez conocidas sus masas, la comparación de su luminosidad con la de nuestro Sol permite calibrar el procedimiento de medida indirecto por luminosidad, que se aplica en la determinación de masas de otras estrellas. Así es más o menos la técnica que revolucionó la astrofísica, basada en una constante G y en una ley de Newton que podría ser incorrecta fuera del sistema solar si la materia oscura no existiera. A pesar de todo, no habría forma de reconocerlo porque sigue cumpliendo la tercera ley de Kepler.
Otro procedimiento para medir masas está basado en la curvatura de la luz, pero rápidamente surge la sospecha del fantasma de la constante G, como así es. La figura representa la curvatura de la luz que produce un cuerpo de masa M y radio Ro, tal como Einstein determinó mediante una solución aproximada de sus ecuaciones. Esta expresión se corresponde exactamente con el doble de la curvatura que se podría esperar según la gravedad de Newton, y le sirvió a Einstein como prueba de la exactitud de la relatividad general cuando se pudo verificar con un eclipse solar, comprobando la desviación de las estrellas muy próximas al contorno del Sol. Es indudable que la masa puede ser calculada conociendo la curvatura, pero depende igualmente de la constante G.

Si nos fijamos en la expresión anterior, determinar el producto entre la curvatura de la luz y Ro es equivalente a determinar el producto de G y de la masa M, ya que ambas cosas serán proporcionales porque la velocidad de la luz es una constante. Como la masa de un fotón se considera nula, es lo mismo que despreciar una de las masas en la constante de Kepler y vemos que esta constante también dependerá del producto de una masa y G. Básicamente, si el producto de la curvatura de la luz y el radio Ro se mantiene constante para una masa invariable, entonces la medida de masas por curvatura de la luz es equivalente a la medida por luminosidad y a la medida directa basándonos en la ley de Newton.
En consecuencia, si todos los procedimientos de medida de masas dependen del producto de la constante G y de la masa, no se puede tener la seguridad absoluta de que sean correctos, ni se pueden falsear unos a otros en el caso de ser incorrectos porque conducirían a los mismos resultados. Todos los procedimientos de medida conducen a determinar el producto G·M de la misma forma que se puede medir la constante de Kepler, pero solo con la ley de Newton se puede aislar y calcular la constante G. Por lo tanto, la ley de Newton sigue siendo una suposición que podría ser falsa, porque su precisión para determinar las órbitas podría ser la misma aunque las masas no sean correctas, ya que se compensan con el valor de G.
Por muy extraordinario que haya sido el planteamiento de Newton, si no le podemos atribuir otro fundamento que no sea la intuición, ¿por qué debería ser correcto si existen infinitas variaciones posibles de G y M para mantener constante su producto?






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