Ciclo de
oscilación estacionaria.
Se
compone de 8 fases como vemos en la figura: Si comenzamos por la fase de
amplitud máxima, prosigue con una reducción, anulación, crecimiento del
semiciclo inverso, nuevo máximo, reducción, anulación, y crecimiento del
semiciclo inicial.
Identificando
al ciclo básico con la letra A, resulta que existen dos ciclos complementarios
de amplitud máxima cuando A se anula, tales como B y B’ en la figura,
desfasados entre sí medio ciclo de oscilación. Si definimos una propiedad que
los distinga, podría tomar los valores +1/2 y -1/2, exactamente igual que los
electrones cuando se distinguen por su espín.
Si A representa
una carga positiva, B y B’ serán cargas negativas cuya superposición se
cancela, como si desaparecieran de la realidad. Ciertamente, un orbital
electrónico solo puede ser ocupado por dos electrones con espín opuesto, y
cuando un átomo completa una capa, siempre con parejas de espín opuesto,
resulta menos reactivo, como si los electrones que contiene hubieran sido
cancelados.
Un solo
tipo de interacción, varias manifestaciones.
Sabemos que la gravedad afecta por igual a todo tipo de materia, por lo
que a gran escala es la mayor de todas las fuerzas debido a su efecto
acumulativo, pero solo es dominante donde otras fuerzas no existen o están
compensadas. Cuando dominan las interacciones
electromagnéticas, ¿cómo se puede saber si también hay gravedad o se trata de
una sola interacción unificada? No se puede saber porque todavía no
existe una teoría fiable que unifique a la gravedad con el resto de las
interacciones.
Con el modelo de campos estacionarios, ya se ha visto que las interacciones
eléctricas y magnéticas son condiciones que favorecen o perjudican la
superposición, dando lugar a proyecciones localizadas que se atraen o se
repelen. En todo caso sigue habiendo un radio de enlace que recuerda el tirador
de una cremallera, cerrándose o abriéndose, pero marcando siempre un límite por
encima del cuál solo existe atracción: GRAVEDAD.
No se reconoce más
interacción que la que abre o cierra ese tirador llamado radio de enlace, y
puede ajustarse a la gravedad (Rg), a las condiciones electromagnéticas (Re), o
a las condiciones nucleares (Rn), siempre dependiendo de las condiciones de
superposición.
Si la
densidad de un campo es inversamente proporcional al cuadrado de su radio y
define la intensidad de su reacción, las diferentes condiciones de interacción
tendrán diferentes radios de enlace, dependientes de la distancia (d) como se
ha representado en la figura.
Pero algo
no encaja...
Ciertamente, si tenemos dos cargas eléctricas de igual signo, o bien
enfrentamos polos magnéticos de la misma polaridad, el efecto de repulsión
debería despegar los campos, aumentar su radio de enlace, y reducirse o
anularse completamente la repulsión.
Es difícil justificar con claridad que la repulsión no se anula si se
mantiene la distancia. El modelo sigue siendo básico y puede tener lagunas, pero
se pueden argumentar algunas razones para seguir por ese camino. Veamos…
Es evidente que si tenemos dos cargas de igual signo tiene que haber una
repulsión en su escala de integración, pero a mayor escala tiene que suceder
todo lo contrario, porque solo podemos enfrentar cargas de igual signo si antes
hemos forzado una separación de cargas, cuyo efecto neto debe ser de atracción.
Los campos de las cargas que se han separado estarán forzando el restablecimiento
del estado original, intentando reducir un radio de enlace que había sido
forzado. Ese radio debe ser un límite que no se puede rebasar desde una escala
de integración inferior, de forma que las cargan de igual signo no pueden
aumentarlo y su reacción no disminuye, teniendo que desviar sus proyecciones
localizadas hacia posiciones más distantes.
También es evidente
que si están enfrentados dos polos magnéticos iguales, es porque antes ha sido
forzada esa situación. Todo debería seguir entrelazado a mayor escala de
integración, y los efectos de repulsión podrían ser una prueba de que así es.
Algo parece haber más allá de lo que vemos, que intenta deshacer los nudos que
nosotros atamos.
Confinamiento
de interacciones.
De acuerdo con el modelo de campos estacionarios, la gravedad es un
límite que mantiene confinadas a las interacciones electromagnéticas, y éstas a
las nucleares. Es evidente que las fuerzas nucleares no van más allá de las
dimensiones de un átomo, como también lo es que la luz no puede escapar de un
agujero negro. En ese sentido, un átomo y un agujero negro difieren en
magnitud, pero no en la naturaleza de la interacción fundamental.
Podríamos decir que todas las interacciones son de la misma naturaleza,
pero son más fuertes cuando los modos de oscilación favorecen la superposición.
Se busca la gravedad entre partículas como un eslabón perdido, y tal vez no se
comprende que no hay gravedad en escalas de integración tan reducidas, o dicho
de otra forma, que las fuerzas conocidas entre partículas no son más que
gravedad reforzada por modos de oscilación favorables.
Se dice que las interacciones electromagnéticas tienen alcance
indefinido, igual que la gravedad, y sin embargo los agujeros negros demuestran
que la luz tiene un alcance limitado por la gravedad, la única que perdura
fuera del horizonte de sucesos, y por lo tanto de mayor alcance.
También se dice que un
agujero negro curva tanto el espacio que se cierra sobre sí mismo y desaparece,
y que la información que contiene podría perderse, pero entonces ¿por qué se
mantiene su gravedad, y sigue aumentando a medida que atrapa materia? ¿No es
más lógico que la información y la radiación sigan ahí, pero no sean accesibles
porque la gravedad se lo impide? ¿No es evidente que sucede algo similar en un
átomo y no por eso decimos que se ha perdido su información?
Confinamiento
de la luz.
La luz está confinada en un agujero negro y la causa es la
gravedad, como ya sabemos. Según el modelo de campos estacionarios, el radio de
enlace gravitatorio se reduce por debajo del radio de enlace electromagnético,
y la luz no alcanza la superposición con lo que hay fuera del horizonte de
sucesos.
Pero si
la causa del confinamiento de la luz es la gravedad, entonces lo seguirá siendo
aunque las condiciones no sean propias de un agujero negro.
Eso es lo que se muestra con la animación adjunta y la siguiente
explicación:
Supongamos que los puntos amarillos representan un sistema de galaxias.
Los fotones emitidos por el sistema serán campos expandidos hasta un determinado
radio de superposición con otras masas, pero vamos a simplificar suponiendo una
sola masa receptora de la luz, indicada con el punto rojo. El campo de la masa
receptora estará tensado hacia la superposición electromagnética de la que
parten los fotones, remarcada como un círculo grueso cuyo radio será el de
enlace electromagnético.
El círculo exterior de
fondo negro es el que marca el radio de enlace gravitatorio, que será superior
al electromagnético en condiciones normales, permitiendo que la luz se
transmita hacia la masa receptora. La animación se desarrolla introduciendo
nuevas galaxias, por lo que aumentará la gravedad y decrecerá el radio de
enlace gravitatorio, llegando un momento en el que la radiación
electromagnética queda confinada. Desde la perspectiva
de la masa receptora, un sistema entero de galaxias desaparece.
Consecuencias
del confinamiento de la luz.
● ¿Qué pasaría si aumenta la distancia de la
masa receptora? La animación anterior era una simplificación, de modo
que al aumentar la distancia tendríamos que ir añadiendo galaxias de las
proximidades. Más distancia equivale a disminuir la gravedad y aumentar su
radio de enlace, pero más galaxias producirán el efecto contrario. El radio de enlace gravitatorio no puede crecer tan rápido
como el de superposición electromagnética, y la distancia se convierte en una
condición de confinamiento de la luz.
● Si el punto anterior es correcto, el Universo sería mucho más grande
de lo que puede verse con telescopios y radiotelescopios, y también sería mucho
más viejo de lo que se piensa, pues está claro que lo que vemos es más anciano
cuanto más lejano.
● Si la radiación cósmica de fondo es la luz más vieja que podemos
detectar es claro que no ha sido confinada por la gravedad, pero si no hay una
luz más vieja detectable, la radiación cósmica de fondo es la que marca el
límite de lo detectable, justo la que a duras penas ha conseguido rebasar el
confinamiento gravitatorio, y sería lógico que nos llegue de todas partes,
porque debe de haber distancias lo bastante grandes en todas las direcciones.
● El corrimiento al rojo que se
considera una prueba de la expansión acelerada del Universo, sería realmente un
efecto de la distancia, y eso justifica la regularidad tan grande que se
observa en relación con las distancias. Big-Bang y expansión acelerada podrían
ser una deformación óptica provocada por el confinamiento gravitatorio.
¿Qué pasa
con el tiempo?
Los
átomos, los péndulos, los relojes… No miden tiempo, solo marcan una referencia
para distinguir qué actividad es más rápida, pero siempre actividad propia de
la materia.
Explicación de la animación: Como siempre un campo
estacionario, pero dejando solo las ondas que se expanden en un semiciclo y las
que se compactan en el semiciclo siguiente. Esa disposición hace más evidente
que un campo también es algo que vibra, y no se expande como las ondas de agua.
Si la cantidad de movimiento es la misma en todas las ondas que se cruzan, nada
se propaga y no se transmite información o interacciones. Pero una partícula no
puede estar aislada, y la información correrá por su campo como sangre bombeada
por un corazón. La luz también es información y correrá de la misma forma, pura
cantidad de movimiento que forma parte de las ondas que se cruzan, pero
continúa su propagación porque se trata de una energía sobrante para llegar a
la estabilidad completa.
Eso es lo que se ha intentado representar con las ondas de
color amarillo, luz o información cuya velocidad de propagación no puede ser
otra que aquella con la que vibra el campo, aunque no se propague.
Evidentemente,
si las vibraciones del campo se ralentizan, también se ralentiza la luz y toda
información transmitida, todo lo que hace más lento a eso que llamamos tiempo.
La causa
de que “todo” corra más despacio.
¡Todo!, incluyendo a la luz, lo que parece contradecir que la velocidad
de la luz sea la misma en todos los sistemas de referencia. ¿Es necesariamente
una contradicción?... ¡No lo es!
La justificación es demasiado larga para una descripción básica del
modelo de campos estacionarios, por lo que será dedicado un apartado completo para
cuestionar la relatividad especial, y otro para plantear una alternativa, donde
se aclara lo relacionado con el tiempo.
Como se ha dicho en el cuadro anterior, cualquier causa que ralentice la
vibración de un campo también ralentiza la luz que sobre él se propaga. Si la
luz corre más despacio, pero el observador cuenta menos tiempo, es evidente que
la relación entre espacio y tiempo puede mantenerse invariable, y siempre se
medirá la misma velocidad de la luz.
El
recorrido de la luz sobre un campo será proporcional al número de pasos o
vibraciones hasta que alcanza un radio de enlace. Igualmente, el tiempo
invertido por la luz en ese mismo recorrido también será proporcional al mismo número
de pasos o vibraciones. La relación entre recorrido y tiempo es entonces una
constante, que será la velocidad de la luz sobre el campo que la soporta, sobre
el sistema de referencia en el que se mide.
¿Y qué hace
que todo corra más despacio? Pues todo lo que justifique que las
ondas de un campo pierdan movimiento radial, y puede ser la gravedad y el
movimiento del campo. Un campo deformado entre su proyección local y un centro
de masas, implica que una parte de la cantidad de movimiento de las ondas debe
aplicarse para seguir la deformación del campo, haciendo que su propagación
radial sea más lenta. Con un campo en movimiento sucede lo mismo, porque dicho
movimiento será extraído de la propagación radial de las ondas.
La
energía se oculta como actividad radial de los campos.
¿La energía se convierte en masa y la masa en energía?, ¿cómo y por
qué?... ¡No se sabe! Según el modelo, una partícula pierde masa inercial cuando
algo de su campo se expande como radiación, ya que la parte que se expande
significa una reducción del vínculo que lo mantiene ligado a una posición. Esa
radiación no es algo en lo que se convierte una masa, porque ya estaba ahí,
vibrando sin propagación en todas las direcciones del espacio. Una reacción que
conduce a una mayor estabilidad es como el gatillo de un arma, simplemente
desenclava y deja escapar una energía contenida.
Así se justifica la energía irradiada, pero la energía de movimiento no
es exactamente lo mismo según el modelo. Cuando un campo interacciona con otro
y lo acelera, el resultado no es una transferencia de energía sino un simple
intercambio de movimiento. Eso es lo que se puede esperar entre ondas que se
cruzan, invirtiendo en la reacción una parte de su propagación radial para
intercambiarlo con la onda opuesta. Básicamente se trata de una redistribución
de movimiento, extraído de una actividad radial cuya resultante es nula
(invisible), y se orienta en una dirección concreta del espacio.
Lógicamente, una cantidad de movimiento radial no tiene resultante
porque se compensa en todas las direcciones del espacio, y sin embargo podría
ser enorme si consideramos que se acumula como magnitud escalar. El movimiento
y la energía pueden estar ahí aunque no tengan resultante real. Si es cierto
que un cruce de ondas redistribuye las velocidades, y da lugar a movimiento real, entonces debe de haber
actividad radial que no será nula, pero si es cero como resultante real tiene
ser mayor de cero como magnitud imaginaria.
Se puede demostrar que
una cantidad de movimiento radial, sin resultante, es equivalente a la
proyección imaginaria de una magnitud compleja, es decir, que hay una cantidad
de movimiento como magnitud compleja, y se proyecta como parte real en una dirección
del espacio, y como parte imaginaria en todas las direcciones radiales. Esta
demostración queda pendiente para una posterior ampliación del modelo, donde
veremos que se cumple, precisamente, si las ondas generadoras son mucho más
rápidas que la propagación del campo completo, cuya velocidad máxima sería la
de la luz.
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