Euler solía decir a sus pupilos que no sabía el significado
de la ecuación que lleva su nombre, pero debía de ser algo muy importante. En
realidad sí que sabía el significado, pero debemos entender que estaba
expresando un sentimiento personal… ¿Por qué se relacionan de una forma tan
sencilla unos números que son tan importantes en las matemáticas? Insistía
tanto en la búsqueda de un significado que su identidad terminó conociéndose
como la “ecuación más importante del mundo”.
Más de 200 años después, sabemos que la realidad está empeñada
en dar la razón a Euler, pues resulta evidente que la naturaleza no prescinde
de la variable compleja. El tiempo se considera como una cuarta dimensión, pero
compleja, las funciones de onda esconden algo en una proyección imaginaria que
todavía no se comprende, la estabilidad en los procesos físicos resulta mucho
más fácil de analizar si los convertimos al contexto de variable compleja. Por
desgracia todavía no hemos aprendido a reconocer por qué la naturaleza trabaja
de esa forma. Al contrario, se inventaron los números complejos como una
curiosidad matemática, y todavía sobrellevamos la sorpresa de que son
imprescindibles en los campos más importantes de la ciencia.
La unidad imaginaria recibió ese adjetivo porque nadie le
atribuyó realidad física, de modo que no es extraño el que ahora nos
preguntemos qué significa un tiempo imaginario, o qué tienen de imaginario las
partículas. No vamos a descubrir el significado de la ecuación más importante
del mundo, pero lo que sí haremos en este apartado es buscar la razón por la
que un campo estacionario funciona como una magnitud compleja, es decir, por
qué surgen los números complejos de la realidad y no al contrario.
En la figura se muestra lo que sería un campo tensado hasta
la superposición con un radio de enlace Re.
Se ha resaltado un frente de onda con un punto “mi“, cuya velocidad V
se descompone en dirección radial Vr
y en dirección del desplazamiento Vd.
Nótese que las dos componentes de V solo serán perpendiculares en el punto
marcado, pero en otros puntos de la onda no lo serán porque la dirección de Vr
tiene que pasar por el centro de la onda que se expande, pues de otro modo ya
no sería una velocidad radial. Hay que dejar claro que no estamos hablando de
un frente de onda estacionario sino de una de las ondas generadoras del campo,
y en el caso mostrado se expande. También suponemos que la velocidad con la que
se propagan las ondas generadoras, ya sean de absorción o de emisión, es de un
orden muy superior a cualquier propagación estacionaria, de forma que podemos
considerar que el ángulo φ es infinitesimal.
Por debajo del radio de enlace solo hay intercambio de
movimiento entre ondas del mismo campo, ya que las de otros campos causarán
interferencias pero no reacciones. Como la corriente de expansión estará
formada por las pérdidas en la corriente convergente, las dos tienen que ser
idénticas, y si el campo se mantiene estable tendrán la misma cantidad de
movimiento cuando se cruzan.
Si las ondas de un campo estacionario se propagan y tienen
lo que se ha llamado masa primitiva, también deben tener una cantidad de
movimiento que solo puede ser nula como magnitud vectorial, pero no será nula
si acumulamos las cantidades que corresponden a cada fracción de onda, como una
suma escalar. Es evidente que si hay un intercambio de movimiento con cada
frente de onda que se cruza, solo puede ser extraído de la propagación radial
de la onda, justamente lo que sería cero como magnitud vectorial.
Cuando el campo se tensa debido a una interacción, la
cantidad de movimiento de cada onda tiene que modificar su distribución de
velocidades, de forma que su cantidad acumulada como suma escalar siga siendo
la misma, a costa de reducir su propagación radial pura y aumentar su
movimiento en la dirección en que sea deformado el campo. Esto sería imposible
si la onda no intercambia movimiento, pero si lo intercambia con otra onda
idéntica y opuesta ya no hay problema, porque puede seguir siendo cero la suma
de sus cantidades de movimiento como magnitud vectorial. Con estas aclaraciones
ya podemos plantear lo que pasará con una onda si el campo no está tensado
(lado izquierdo de la figura), o si lo está (en el centro de la figura). Cuando
hay tensión, la velocidad V tiene que reducirse a un valor inferior Vr, pero
añadiendo en cada fragmento de la onda una velocidad Vd en la dirección de la
deformación del campo.
La velocidad Vx
de un punto cualquiera, como el mx
de la figura anterior, se descompone en dirección de la deformación con
velocidad Vd y en dirección radial
como Vr, que a su vez se descompone
en dos componentes (azul), una en la dirección de Vd y otra perpendicular. Se obtiene así una resultante Vx que no será completamente radial. El
siguiente paso será determinar en cada caso las cantidades de movimiento de la
onda, cuando el campo no está tensado y cuando sí lo está:
Se han tenido en cuenta elementos de superficie circulares
(en rojo), en los que la velocidad es la misma en toda su extensión. Los radios
de los elementos de superficie son el radio de onda por el seno del ángulo
alfa, y al multiplicarlo por 2 y por Pi se obtiene su longitud. El ancho del
anillo será el radio de la onda por diferencial de alfa, razón por la que
aparece el radio de onda elevado al cuadrado. Igualando las dos cantidades de
movimiento y desarrollando se llega a la expresión (1), cuya solución es real
si la velocidad Vd es menor o igual
que 0.866·V, tal como se indica en
la representación gráfica.
Esto demuestra que es teóricamente posible un intercambio de
movimiento, responsable de tensar los campos estacionarios y de su
desplazamiento en el espacio. Además, el margen admisible no deja de ser
notablemente generoso, nada menos que un 86.6% de la velocidad V, que es la
velocidad máxima de las ondas generadoras del campo, cuando no está tensado ni
se desplaza. Es un margen claramente generoso si entendemos que las ondas
generadoras son mucho más rápidas que la luz.
De momento, cada frente de onda tendrá una velocidad Vd que
se puede considerar como una proyección real, ya que se trata de un desplazamiento
en una dirección real del espacio. Al contrario, no hay nada en la propagación
radial que dé lugar a una resultante real, puesto que será cero la cantidad de
movimiento resultante como magnitud vectorial, y será cero el desplazamiento
resultante.
Si además tenemos en cuenta que será indetectable por tener
una densidad ultra baja a partir de un minúsculo radio de onda, resulta que la
propagación radial de un campo solo puede ser una magnitud escondida, como una
especie de almacén que oculta o entrega actividad en una dirección real del
espacio. La cuestión que ahora se plantea es entonces la siguiente: La
actividad total de un campo o partícula, ¿es equivalente a una magnitud
compleja?
Lo que sí se puede afirmar, de momento, es que la actividad
total de un campo se proyecta en una dirección real y el resto se mantiene
oculto en todas las direcciones a la vez, o en ninguna, según como se prefiera
interpretar. También se puede decir que la proyección real debe ser
extremadamente pequeña si el ángulo φ tiene que ser infinitesimal. Y así
será si las ondas generadoras son mucho más rápidas que la luz, ya que toda
variación del campo será entonces la suma de un incontable número de
variaciones infinitesimales en las ondas generadoras.
Si la cantidad de movimiento de un campo es equivalente a
una magnitud compleja, las velocidades Vr y Vd se deberían poder componer
perpendicularmente, tal como podemos ver a continuación.
Claramente las ecuaciones 1 y 2 no son iguales, pero si el
ángulo φ es infinitesimal como se ha dicho, entonces Vd será
despreciable frente a V, las dos expresiones de Vr tienden a V, y sus derivadas
respecto de Vd tienden a cero. En general, eso será cierto no solo cuando la
referencia es el reposo y ausencia de tensión, también lo será en otras
condiciones de referencia si trabajamos con variaciones relativas, siempre que
Vd siga siendo mucho menor que V, ya que aunque se trate de un porcentaje de V
muy pequeño, puede ser tan grande para nosotros como la velocidad de la luz.
Si las variaciones de las ondas generadoras son
infinitesimales, pero se proyectan como una parte real y otra imaginaria, en
dos direcciones perpendiculares, la suma de esas variaciones también lo hará,
dando lugar a unas variaciones en el campo que ya no serán infinitesimales. Y
si la cantidad de movimiento transferida y detectable resulta ser una magnitud
compleja de módulo constante, el campo entero tendrá dos límites constantes: Se
comportará como la luz en uno de los casos límite, invirtiendo todo su
movimiento en propagación, o se comportará como algo en reposo absoluto en el
otro caso límite, invirtiendo todo su movimiento en oscilaciones que no se
propagan pero tan rápidas como la luz, marcando el mayor ritmo posible en eso
que llamamos tiempo.
Velocidad y tiempo parecen ser dos manifestaciones de una
cantidad de movimiento compleja y constante, y existen dos límites en los que
toda la actividad se invierte por entero en movimiento real o en vibraciones
radiales que marcan el ritmo con el que transcurre el tiempo.
Los campos estacionarios ocultan actividad como si existiera
una cuarta dimensión, como si hubiera una dirección imaginaria perpendicular a
las tres direcciones del espacio. Así sería matemáticamente, pero irreal, ya
que la energía y actividad pueden estar ocupando el mismo espacio en el que
solo reconocemos vacío.
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