Ya se conocen algunos conceptos de apartados anteriores,
relacionados con la superposición entre dos campos que da lugar a uno solo a
mayor escala de integración. La distancia
es la que medimos, es local, y no es más que la separación entre dos masas o
dos partículas. La deformación es la
que experimenta cada uno de los campos, entre su proyección local y el centro
de masa. Si los dos campos no son de la misma intensidad, será mayor la
deformación del menos intenso.
El radio de enlace Re: Será el de máximo intercambio de
movimiento, o el de máxima reacción. Para radios mayores decrecerá o será cero
la desviación entre las ondas que se cruzan y no habrá intercambios. Para
radios menores tampoco habrá intercambio de movimiento si las ondas que se
cruzan no pertenecen al mismo campo, porque se trata de la intersección entre
superficies esféricas y es despreciable frente a la superposición entre dos
ondas completas. Al contrario, dos ondas que pertenecen al mismo campo se
cruzan con una ligera desviación, y habrá reacción o intercambio de movimiento que
será causa de una tensión y su correspondiente deformación. También habrá
intercambio entre todas las ondas cuando el radio es el de enlace, porque las
desviaciones tienen que ser pequeñas.
Masa primitiva M: Definimos así a la masa acumulada de
un campo y será creciente a medida que aumenta su radio. Teóricamente debe
hacerse infinito si la extensión del campo también lo es, pero no será un
concepto muy significativo porque lo importante serán sus derivadas, como ya se
verá. Se entiende que masa primitiva es una cantidad de algo que hace que un
campo tenga inercia, que se intercambia en las interacciones y le da una
capacidad para reaccionar. También se entiende que vibra de forma estacionaria
y se descompone en dos corrientes de ondas generadoras.
Ondas generadoras: Se propagan o “se proyectan” sobre
una posición localizada, aumentando su densidad hasta que rebotan sobre sí
mismas y forman una corriente de expansión. A diferencia de las ondas clásicas,
las ondas generadoras tienen masa primitiva y por lo tanto la transportan. Es
tan extraño como imaginar un río que fluye en doble sentido, pero al ser
iguales las dos corrientes opuestas no existe desplazamiento resultante de masa
primitiva y el campo se mantiene estacionario. No obstante, si una de las dos
corrientes es portadora de mayor masa primitiva, el campo se compactará o se
expandirá con una velocidad que dependerá de la diferencia de masa primitiva,
siempre inferior a la velocidad de las ondas generadoras que suponemos mucho
más rápidas que la luz.
Ondas estacionarias: Son las que resultan de la
superposición de las ondas generadoras y no se propagan en condiciones de
equilibrio, pero pueden rotar y propagarse cuando se modifica su patrón de
oscilación, con una velocidad máxima correspondiente a la velocidad de la luz.
La propagación de las ondas estacionarias equivale a la compactación o la
expansión del campo, y cada variación que experimentan será una suma de
variaciones infinitesimales en las ondas generadoras.
Masa derivada M’: Como su nombre indica, se trata de
una derivada de la masa primitiva, concretamente una variación en función del
radio del campo. Como dicho radio se puede suponer que depende del tiempo cuando
una onda se propaga, también guardará relación con un caudal de masa primitiva.
Hablar de masa derivada no es casualidad, en el apartado sobre lo que medimos como masa ya se justificaba que la medida
de una masa inercial tenía que ser equivalente a la reacción de una corriente,
es decir, una reacción mayor cuanto mayor sea el caudal en circulación, y que
ahora denominamos masa derivada porque representa la variación de una masa
primitiva, un caudal. No es difícil entender que una reacción es la medida de
un cambio, de una derivada, y que una masa inercial es precisamente eso.
Más adelante veremos con más detalle la relación entre la
masa que medimos y la masa derivada, pero no hay duda que tienen una clara
diferencia: Siempre se ha interpretado que la masa que medimos ocupa un
volumen, mientras que la masa derivada es un caudal, y no se distribuye
ocupando un volumen sino una superficie o sección de paso. Concretamente, dicha
sección será la superficie de cada onda esférica que se propaga en un campo.
¿Se puede hablar de cantidad de movimiento cuando la masa es
un caudal? Rotundamente SÍ. Imaginemos un reguero de agua fluyendo por un
terreno seco… A medida que avanza irán creciendo las pérdidas por filtración y cuando
igualan el caudal total del arroyo se alcanza un equilibrio, un arroyo
estacionario que no avanza ni retrocede. Sin embargo, en cada sección sigue
circulando un caudal aunque el arroyo parezca estático como un objeto en
reposo. Si tuviéramos control sobre las pérdidas por filtración, el arroyo
avanzaría o retrocedería como en la siguiente animación.
Aumentando las pérdidas hay un retroceso y al reducirlas hay
un avance, siempre más lento que las moléculas de agua que nunca dejan de
circular. Si nos fijamos en una sección de caudal constante como se puede ver
en la animación, la velocidad con la que corre será representativa del arroyo
completo, y puede incluso anularse, mientras que la velocidad del agua siempre
será mucho mayor, porque siempre estará buscando un equilibrio en el que las pérdidas
igualan el caudal completo del arroyo.
Si en un campo estacionario existen reacciones entre las
ondas que se cruzan, habrá pérdidas de masa primitiva en las ondas
convergentes, llegando a rebotar con máxima densidad y por lo tanto con caudal
cero, es decir, con masa derivada nula. Siempre tiene que haber pérdidas en un
campo y siempre igualarán a su caudal completo, justificando propagaciones del
campo mucho más lentas que las ondas generadoras. Recordemos que un campo será
la representación de una partícula, que no es algo estático y compacto sino una
corriente de actividad, que no es una pequeña cantidad de agua en reposo sino
el arroyo completo.
Pero un campo no puede quedar aislado porque siempre habrá
otros en superposición, siempre habrá interacciones o reacciones que modificarán
la tasa de pérdidas, y el campo se compactará o se expandirá. Cuando se expande
se hace más vulnerable a la presencia de otros campos, ya que pierde su
proyección local, a la que se mantiene ligado, y puede ser arrastrado y
obligado a proyectarse sobre nuevas posiciones, es decir, puede ser modificado
su estado de reposo o de movimiento. Por ejemplo cuando un átomo emite un
fotón, estará incrementando las pérdidas del campo del fotón, obligándolo a una
expansión sin reconstrucciones que marcarían puntos de un recorrido, sin
trayectoria, sin masa inercial, y lógicamente sin interrupciones que limitan su
velocidad.
La distribución de masa derivada en función del radio puede
ser estacionaria mientras el tiempo avanza, o puede crecer o reducirse como en
la animación anterior, evoluciona con el tiempo pero no es una función con
dependencia directa del tiempo. En condiciones de equilibrio será una
distribución estática, y cuando las interacciones modifiquen las pérdidas del
campo existirá una nueva distribución de equilibrio, que se alcanzará en un
determinado tiempo dependiendo del grado de estabilidad. Un campo estacionario
oscilará como sucede con sistemas regulados en lazo cerrado, dependerá del
tiempo, pero lo fundamental no será el tiempo sino la estabilidad.
Densidad superficial r: La masa derivada es el concepto más importante del
modelo de campos estacionarios, y su relación estrecha con un caudal hace
posible su distribución sobre la sección que atraviesa, que será la superficie
de una onda esférica y estacionaria. Lógicamente, la densidad superficial será
la relación entre la masa derivada que pasa por una superficie esférica de radio
r, y el valor de la superficie.
Como es lógico, la densidad aumentará deprisa cuando el
radio disminuye, y su valor para el radio de enlace tendrá mucho que ver con la
intensidad de la interacción, similar a la tensión o presión ejercida sobre una
superficie de intercambio, a la que podemos llamar superficie de enlace.
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