La masa y su equivalente como energía es la magnitud más
difícil de reconocer en el contexto de los campos estacionarios. Parece que
guarda relación con el caudal de los campos porque sus reacciones dependerán de
ello, y es evidente que son reacciones lo que medimos para determinar la masa
de los cuerpos y partículas.
La masa podría ser una magnitud inapropiada fuera de la
mecánica clásica, porque todos los principios conocidos tienen su origen desde
una interpretación corpuscular de la materia. Es posible que los campos
estacionarios necesiten una nueva física, con magnitudes diferentes a las que
sirvieron para interpretar unas circunstancias del pasado.
La primera intuición parece apuntar a que la masa es algo
real, ya que la percibimos con los sentidos. Pero no puede ser así en su
interpretación como magnitud compleja, porque si un campo se encuentra en
reposo no tendrá componente real. Sin movimiento no hay parte real y la masa en
reposo estará relacionada con la componente imaginaria. Eso que parece
justificar una invisibilidad de la masa puede ser la opción correcta, ya que es
por medio de reacciones por lo que sentimos su presencia. La tocamos porque hay
reacciones, y la vemos porque hay fotones que han reaccionado previamente con
ella.
Hablar de masa en reposo sería como hablar del caudal
constante de un campo sin componente real, porque vibra en todas las
direcciones radiales del espacio, y con la velocidad límite de propagación de
la luz. Toda acción que se aplique sobre un campo en reposo, en cualquier
dirección real del espacio, será perpendicular a su corriente, porque como se
ha dicho, es la parte imaginaria del campo. La reacción de la corriente será
entonces en la misma dirección real y con sentido opuesto a la acción aplicada,
dando lugar a una resultante real que sí podemos detectar o sentir.
Cuando se trata de tiempos, el movimiento implica
incrementar el que se invierte en movimiento (Tm) y reducir el relativo (Tr),
manteniendo invariable el intervalo de tiempo verdadero (T) que se haya
considerado como referencia. Cuando se trata de velocidades, el movimiento
implica incrementar la velocidad con la que se desplaza el campo (v) y reducir
la velocidad imaginaria (Vr), manteniendo invariable la velocidad verdadera (c)
que es la velocidad de la luz. En general, el movimiento siempre equivale a un
aumento de la relación entre la parte real y la parte imaginaria pero… ¿Qué
sucede con la masa?
Resulta que ahora la masa en reposo (m0) sería la parte imaginaria, pero a diferencia de lo
que sucedía con tiempos y velocidades, no es la masa verdadera (m) lo que se mantendrá invariable sino
la masa en reposo (m0).
Como se dijo en el párrafo anterior, el movimiento aumentará la “relación”
entre la parte real e imaginaria, pero eso también ocurrirá con la masa aunque
se mantenga constante la parte imaginaria, siempre y cuando aumente la masa
verdadera.
El movimiento hace que aumente la masa verdadera (m) a costa de la energía empleada en
acelerarlo, por lo que la masa mm
también aumenta. Puede parecer extraño que la masa de un cuerpo solo aumente en
la dirección en que se mueve, pero no lo es si entendemos que el movimiento
exige mayor “caudal” del campo en esa dirección, incrementando las reacciones
solamente en esa dirección. La ecuación (4) relaciona entonces a la masa
verdadera con la masa en reposo, de la misma forma que se relaciona el tiempo
verdadero y el tiempo relativo según la ecuación (3), que ya se conocía.
Como se ha dicho, el movimiento justifica un caudal que
aumenta su proyección real, pero si un campo tiene una masa primitiva o
acumulada que no deja de crecer con el radio, entonces el caudal o masa
derivada puede hacerse infinito como proyección real, cuando el desplazamiento
consume todo el movimiento acumulado por el campo, y si es constante también
habrá una velocidad límite y constante que no se puede rebasar. Esto parece
significar que la masa incrementada no procede de una fuente de energía externa
sino del propio campo acelerado por dicha energía, pero es equivalente si tenemos
en cuenta que se trata de un intercambio de movimiento, y que la cantidad
intercambiada tiene que aumentar la proyección real del campo y reducirla en la
causa que lo acelera.
La animación muestra un campo que se desplaza hacia la
izquierda y estará tensado en la misma dirección y sentido que su
desplazamiento, porque ya sabemos que la causa estará en la superposición con
otros campos. La propagación de las deformaciones viene desde una superficie de
enlace y se proyecta sobre una posición localizada. El recorrido entre dos
posiciones consecutivas, dividido por el tiempo invertido, tiene que coincidir
con la velocidad de la luz, pero como las posiciones permanecen más tiempo si
es baja la frecuencia de las deformaciones que se propagan, la velocidad medible
tiene que ser un promedio y su valor (v) será menor que la velocidad de la luz.
La línea quebrada y gruesa de color azul es una forma de representar la
propagación de las deformaciones, es decir, los incrementos de posición. La
línea roja representa la corriente opuesta, en expansión, y arrastrada por la
corriente convergente (azul).
Es evidente que la corriente de expansión (roja) intentará
retener a la corriente convergente, por lo que su masa primitiva no se
desplazaría por sí sola en el sentido del movimiento. Esto significa que la
energía cinética, en el sentido de avance a la izquierda, se debe a la masa
primitiva de una sola de las corrientes que se propagan, la convergente, ya que
la otra es arrastrada y no transmite impulso. La masa en expansión se limita a
seguir la deformación del campo sin desplazamiento lateral, y solo se desplaza
porque es arrastrada por la corriente opuesta. Puede ser más fácil de reconocer
si tenemos en cuenta que la corriente de expansión es la misma que antes era
convergente, de forma que su energía cinética no puede sumarse de nuevo como
corriente de expansión.
En realidad eso no es importante si tenemos en cuenta que la
masa es una magnitud relativa. No importa si consideramos una sola corriente o
las dos cuando respetamos el mismo criterio para la masa que vamos a medir y
para el patrón de medida. Tampoco importa cómo de larga sea la corriente que se
desplaza lateralmente, ya que será igual de larga la corriente del campo que
recibe su impacto. De nuevo se trata de una magnitud relativa que sigue siendo
el mismo número de veces mayor o menor que un patrón de referencia.
Si descomponemos el campo en sus corrientes opuestas, es
evidente que siguen la deformación del campo pero se compensan, quedando solamente
una resultante de movimiento con velocidad v. Sin embargo, la compensación no
significa que la energía no esté almacenada, ya que las proyecciones en la dirección
de la deformación del campo correrán con la velocidad de la luz. Si el campo se
convirtiera en radiación pura, toda la corriente de expansión sería portadora
de una energía cinética con la velocidad de la luz, un fotón que sería emitido
hacia la izquierda. Pero inmediatamente después rebotaría la corriente
convergente, expandiéndose hacia la derecha por la falta de reacciones con una
corriente de expansión (el fotón que se ha ido). Eso es lo que sucede cuando se
desintegran algunas partículas, que dos fotones nacen y son emitidos en
sentidos opuestos.
Naturalmente, si la referencia de masa es la de una sola
corriente, pero se rompe su vínculo y viajan por separado a la velocidad de la
luz, ¿cuál podría ser su energía si no es la suma de sus energías cinéticas
como se acaba de indicar? Parece tan evidente la equivalencia entre masa y
energía que nos negaríamos a creerlo, empeñados en que la respuesta solo vendrá
de la mano de físicos y matemáticos de primera línea. ¡Quién sabe!, a veces la
verdad es tan sencilla como una Tierra que ni es plana ni es el centro del
Universo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario