Dr. Bosch, ¿es verdad que tiene usted un tratamiento que
cura el cáncer? Esta es la pregunta que todo enfermo de cáncer quisiera plantear,
pero esperando una respuesta sin trampa ni discursos que al final no dicen
nada. Haciendo eco de las palabras del propio doctor, la respuesta es que NO,
pero sí existen tratamientos no agresivos que pueden ayudar al cuerpo a curarse
a sí mismo. Dicho esto, los enfermos deben comprender que la decisión está en
su mano, afrontando el riesgo de la quimioterapia o radioterapia con sus
tremendos efectos secundarios, o afrontando el riesgo de una medicina natural,
no agresiva, pero igualmente incierta.
Si buscamos enfermos que han salido adelante los
encontraremos, tanto con métodos tradicionales como con tratamientos
alternativos, y si buscamos enfermos a quienes no les ha funcionado también los
encontraremos.
Voy a defender los argumentos del doctor
Bosch, pero no sin haber pensado antes en las consecuencias. Si estoy
equivocado podría ser cómplice de supuestos farsantes que ganan dinero a costa
de las últimas esperanzas de los enfermos, pero la postura contraria no es
menos arriesgada. ¿Alguien diría completamente convencido a un enfermo de
cáncer, cara a cara, que lo único en lo que se puede confiar es la
quimioterapia? ¿Alguien diría que todos los tratamientos alternativos no son
científicos pero sí lo es la quimioterapia?
Lo que el doctor Bosch nos explica está fundamentado en el
origen de la enfermedad, haciendo evidente que los métodos tradicionales buscan
eliminar el tumor, pero no las causas. ¿Acaso no es mucho más científico
entender cuál es el origen de la enfermedad? Sí, esto nos lo está diciendo un
doctor en medicina tradicional que se atreve a tirar piedras a su propio
tejado, no es un ingeniero, ni un físico, ni un carpintero, ni cualquier
persona exenta de tomar decisiones de las que depende la vida de un enfermo. Pero dejemos que sea él mismo el que nos cuente su experiencia…
Lo que sigue es un
resumen de la conferencia, y espero que ajustado a su contenido:
Dentro de la medicina tradicional hay quienes creen que el cáncer
es un problema alcalino, ¿o es ácido?, ¿quién tiene razón? Veremos que los dos
planteamientos tienen razón. El tumor en su interior es alcalino y en su
exterior es tremendamente ácido.
En muchos tipos de cáncer como leucemia o linfoma (cáncer de
mama) la única alternativa era la quimioterapia, muy duro para el paciente, con
náuseas, vómitos, pérdida de pelo, en muchos casos incluso se perdían los
dientes, descalcificación, dolores terribles… y escasos resultados, razón por
la que decidió buscar otras técnicas basadas en “no hacer daño”.
¿Cómo hacer que la persona sufra menos y cómo reducir el
número de sesiones? Lo primero que hay que hacer es entender qué es el cáncer…
¿Qué es lo que hace a las células que se vuelvan malas? La respuesta no se
puede encontrar en la medicina convencional, tienes que marcharte fuera del
país, estudiar cosas que en la facultad no se enseñan.
Haciendo prácticas de histología se dio cuenta de que al
hacer tinciones, algunas salían artefactadas y otras no, entendiendo que a
veces la tinción había sido hecha incorrectamente por las manchas que aparecían
alrededor (eso es aproximadamente la definición de artefacto). Un día cayó en
sus manos un libro del doctor Pischinger, anatomopatólogo y catedrático de la
facultad de medicina en Viena y autor de una tesis doctoral cum laude hacia el
año 70. Según Bosch, este hombre nos abre las puertas para comprender la
enfermedad en general, no solo del cáncer.
Pischinger plantea que es el entorno celular el responsable
de que la célula se altere, ya sea por fallo renal, hepático, pulmonar, o multi
sistémico.
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El pulmón, el hígado y el riñón son filtros que trabajan las
24 horas al día desde que nacemos hasta que morimos, y cada uno filtra al menos
5 litros
de sangre por minuto. Lo que se filtra no es otra cosa que los residuos
metabólicos del sistema celular. Cuando una célula respira devuelve CO2,
si recibe grasas las procesa y devuelve colesterol, y si recibe proteínas devuelve
ácido úrico. Son tres ejemplos sencillos de excrementos celulares, aunque la
realidad sea mucho más compleja.
Es fácil de entender que si la célula genera tres bolsas de
basura y se eliminan las tres a través del sistema venoso, no hay problema.
Resulta que estos residuos son de carácter ácido, pues formas ácidos grasos,
ácido úrico y ácido carbónico. Si echamos cuentas, los filtros procesan como
mínimo el equivalente a 7200kg de sangre por día. El pulmón, el hígado y el
riñón se obstruyen como cualquier filtro, y si nadie nos cuenta cómo
mantenerlos limpios es posible que empiecen a retener CO2, ácidos grasos y
ácido úrico.
Para evitar que varíe el pH de la sangre, nuestro organismo
retendrá los radicales ácidos libres en el espacio intersticial entre la célula
y el capilar venoso, creando dificultades en la nutrición celular porque los
radicales ácidos destruirán los nutrientes e impedirán que el oxígeno llegue a
la célula, también supone una agresión al propio sistema celular que puede
“quemar” a la célula.
Según Pischinger, la enfermedad comienza en el entorno de la
célula, no en la célula. Los nutrientes y la célula son atacados por sus
propios ácidos y la falta de oxígeno la impide respirar. Esto explica por qué
una tinción en un tejido sano no artefacta el entorno celular, pero sí lo hace
en un tejido enfermo porque los colorantes son de carácter básico.
Una célula en estas condiciones solo puede morir o
defenderse para sobrevivir. Si se mueren células cerebrales tendremos
alzhéimer, si mueren células de la base del cerebro tendremos parkinson, si es
atacada la mielina del tejido nervioso tendremos diversos tipos de esclerosis.
Un tejido con células muertas es fibroso, por lo que hablaremos de diversos
tipos de fibrosis. Se dice que un fibroma no mata como si eso justificara que
podemos olvidarnos de la causa que lo produce.
Es curioso hablar por ejemplo de fibrosis pulmonar de causa
idiopática, porque estamos acostumbrados a razonar que si no hay “bichitos” no
hay causa. Si no se encuentra el virus o la bacteria de turno, entonces no se
reconoce por qué se ha fibrosado el pulmón. Para las enfermedades idiopáticas
no hay tratamiento, no hay una pastillita.
Si la célula se defiende puede seguir 4 mecanismos: Uno
consiste en acumular líquidos para diluir los ácidos y permitir el paso de
nutrientes. El segundo consiste en robar iones positivos de los tejidos óseos,
como Ca+, Na+ y K+, para reaccionar con los ácidos y formar sales que se
precipitan en los tejidos blandos. El tercero es drenando los ácidos por la
piel o las mucosas, y el cuarto es mutando, por lo que estaríamos hablando de
cáncer.
No es extraño encontrar personas obesas que hacen dietas
estrictas y no adelgazan, y no faltará quien afirme que se mantiene casi solo
con agua, y a pasar de todo engorda. La obesidad puede ser una consecuencia del
primer tipo de defensa celular.
La osteoporosis puede ser una consecuencia del segundo tipo
de defensa celular, pues permite utilizar el sodio para reaccionar con el cloro
(del ácido clorhídrico) y convertirlo en inofensiva sal. De la misma forma se
puede entender la artrosis y artritis. Paralelamente aparecen calcificaciones
en tejidos blandos, de los que se habla pero tampoco se reconoce la causa. El
cuerpo nos está avisando…
Por la piel se puede eliminar carbónico, grasa, y urea. Es
frecuente hablar de un cutis graso y de manchar las mangas de las camisas de un
color amarillento. Un sudor muy ácido quema la piel, por lo que hablaremos de
soriasis, dermatitis, eccemas. Se dice que la soriasis no se cura porque no es
eficiente ninguna pomada, cuando la realidad es que no se puede curar desde
fuera, la causa está en el interior. Si en lugar de drenar hacia la piel se
drena hacia las mucosas, tendremos problemas de llagas de boca, de esófago, de
estómago o colitis ulcerosa.
Vamos entendiendo así las enfermedades, y podemos curarlas
si de verdad las entendemos. Lo que no podemos hacer es curar enfermedades que
no entendemos o no queremos entender.
Las células sanas viven en un medio alcalino, con oxígeno,
con poco sodio y con proteínas levógiras. Las células tumorales (mutadas) viven
en un medio ácido, sin oxígeno (respiración anaeróbica), con mucho sodio, y con
proteínas dextrógiras. La célula sin oxígeno solo puede morir o mutar, lo que
significa una adaptación para obtener la energía por fermentación ácida, por
eso se comprueba que en los tumores hay alcohol. La célula comienza cargando
mucho sodio en su interior y expulsa potasio, al contrario que una célula sana
que utiliza el sistema inverso. Así se explica que los tumores sean alcalinos,
porque la célula tiene que ser muy alcalina en su interior para aguantar el
ataque ácido. Si miramos el interior encontramos alcalosis, y si miramos el
exterior encontramos acidosis, por lo que tienen razón los que defienden
cualquiera de las dos interpretaciones.
Cuando ya estamos en una situación tumoral, la medicina
tradicional propone que hay que extirpar el tumor (cirugía), o quemar el tumor
(radioterapia), o envenenar al tumor (quimioterapia). La cuestión es que es
verdad que hay que matar al tumor, porque sino mataría al enfermo. La
alternativa a la medicina tradicional es el asedio: Alcalinizando al enfermo
porque es el ácido el que está causando problemas, dándole una dieta hipo
sódica, utilizando encimas proteolíticos, y súper oxigenar el sistema.
La célula tumoral para poder vivir necesita mucho sodio, lo
que concuerda con lo que se dice a los pacientes hipertensos, cardiópatas y
afectados en el riñón, que coman sin sal. Evidentemente, si quitamos la sal a
las células tumorales las estaremos perjudicando porque cortamos el suministro
de sodio. Las encimas proteolíticas destruyen proteínas, pero al tumor solo
perjudicarán las que destruyen proteínas dextrógiras. Por último, el oxígeno
que es fundamental para las células sanas resulta ser tóxico para las tumorales
debido a su respiración anaeróbica, por ese motivo se están investigando
técnicas de ozonoterapia y el uso de encimas que ayuden a liberar mucho oxígeno
en los tejidos (hiperoxidasas). No obstante, el simple hecho de drenar toxinas
ya es una forma de facilitar la llegada de oxígeno a los tejidos.
Para alcalinizar al enfermo hay que recuperar las funciones
del hígado y del riñón para eliminar las toxinas acumuladas. Esto lo favorece
una dieta alcalinizante, hidroterapia, tratamientos naturales, y tratamiento
físico. Con solo quimioterapia solo se mina un pilar del tumor, de la forma
indicada se minan cuatro.
Muchos dicen que la hidroterapia no es algo científico, incluso
médicos, cuando existe en la universidad complutense una cátedra de
hidroterapia médica que podemos considerar una de las mejores de Europa. Parece
que ni siquiera sabemos lo que hay en las universidades, y cuando descubrimos
algo así solo se nos ocurre pensar ¿y por qué me han ocultado esto a mí?
La dieta cárnica es acidificante de la orina y la
dieta vegetariana es alcalinizante, es decir, lo que se necesita para recuperar
el entorno alcalino de las células sanas. La vegetariana contiene mucha agua, y
el agua limpia los filtros (pulmón, hígado y riñón). A veces de lo simple que
son las cosas no nos lo podemos creer.
“Hay del pueblo que olvida su historia porque está condenado
a repetirla”, frase de Napoleón que Bosch recuerda frunciendo el ceño como
vemos en la imagen adjunta. Una frase de Openheimer: “Solo tiene futuro aquel
que investiga en el pasado, porque investigando en el pasado se puede
redescubrir el futuro”. ¡Tiene miga!, no dijo “descubrir”, dijo “redescubrir”.
Es interesante el comentario sobre Galeno cuando se dio
cuenta de que el principio activo de una planta se mantenía cuando ésta estaba
seca, machacada y comprimida, lo que no es otra cosa que el origen de los
comprimidos. Una dieta de 60 alcachofas diarias para combatir problemas del hígado
se podía reducir a unos pocos comprimidos. La historia de los medicamentos
viene de las plantas, de los recursos naturales que ya se descubrieron en el
pasado, y que ahora “redescubrimos”.
¿Cómo alcalinizar al paciente? Mediante plantas,
evidentemente (fitoterapia). Las que limpian los riñones y favorecen la eliminación
de ácidos se denominan plantas diuréticas. Las que limpian el hígado y
favorecen la eliminación de bilis se denominan plantas hepáticas. Las que
favorecen la eliminación de CO2 se denominan plantas pulmonares. Las
que mejoran el sistema inmunológico y activan las células NK se denominan
plantas inmuno estimulantes.
Por ejemplo el té verde, alcachofera y tomillo son plantas
que limpian los filtros (riñón, hígado y pulmón respectivamente). Se pueden
añadir oligoelementos que reactivan las funciones catalíticas para mejorar la
actividad de los pulmones, hígado y riñón, también oligoelementos inmuno estimulantes.
Si hacemos baños de aguas termales y saladas tenemos un
elemento dializador percutáneo. En las aguas termales hay una concentración de
sal de 20 gramos
por litro de agua. El plasma de nuestro cuerpo tiene una concentración salina
de 9,4 gramos
por litro, lo que determina un gradiente osmótico que provoca una extracción de
los ácidos retenidos en el organismo, ya que en el agua del baño hay más del doble
de concentración salina.
El agua caliente facilita la dilatación de los poros y el
gradiente osmótico facilita la extracción de ácidos, luego la hidroterapia es
un pulmón, un hígado y un riñón que mejoran el rendimiento, y de bajo coste. Es
verdad que no todo el mundo se puede pagar un balneario, pero se puede llenar
media bañera con agua caliente (unos 100 litros ) y verter 2Kg de sal para obtener la
relación de 20 gramos
por litro.
A un enfermo del riñón que necesita un transplante se le hacen
diálisis que tarde o temprano ya no dan más de sí. A ese enfermo se le debería
decir que gaste diariamente los 2Kg de sal como se ha descrito en el párrafo
anterior y, según Martí, a los 15 días ese hombre está alucinado de cómo tiene
sus análisis, porque está haciendo una diálisis diaria. De ser así, ¿no es
vergonzoso que aún haya médicos que descalifican la hidroterapia como algo no
científico? ¿Por qué la medicina tradicional sigue estando tan ciega?
Somos omnívoros, pero eso no quiere decir que no debamos
limpiar los filtros de vez en cuando, mediante vegetales. Bosch recuerda la
tradición de ayunar un día a la semana, y sale al paso a los que reprochan que es
cosa de curas diciendo: ¡Claro!, es que cura viene de “curar”. No es broma, la
historia parece demostrar que la tradición del ayuno (sin carne) es un
argumento que los curas tomaron prestado de otras fuentes.
Entre los tratamientos físicos que ayudan a restablecer los
mecanismos funcionales y energéticos celulares pueden citarse: Acupuntura,
osteopatía, quiropraxia, fisioterapia, radiofrecuencia, magnetoterapia, musicoterapia
y terapia fotónica.
¿Qué le pasa a la
célula tumoral cuando se aplican los tratamientos descritos?
Pues que con ese “asedio” se queda sin medios de vida,
mientras que no afecta a las células sanas porque es justo lo que necesitan.
Esto es análogo a lo que le pasaría a un pez que ha evolucionado para vivir en
agua dulce y lo metemos en agua salada, que se morirá.
Nadie nos hace entender la importancia de comer vegetales un
día por semana, bañarnos un día a la semana con dos kilos de sal, tomar plantas
depurativas que nos ayuden a tener limpios los filtros (infusión de alcachofa,
té verde y tomillo)… Si enseñamos esto a los niños desde pequeños, Martí
asegura que el sistema celular estaría funcionando limpio toda la vida.
Entendemos que no podemos sobrevivir en una fosa aséptica y
no lo queremos entender para una célula, es tan simple y genial como lo explicó
Pischinger. Cuando tenemos un paciente en situación tumoral, explica Martí, le
aplicamos un suero en sangre (quimioterapia) y queremos que la molécula llegue
a la célula, pero se quema por el camino, no llega porque los ácidos la
destruyen. Tenemos entonces mucha toxicidad y poca efectividad.
Termina la conferencia mencionando el caso de una joven de
31 años, embarazada de 34 semanas y con un tumor cerebral y metástasis por todo
el cuerpo. Se le practicó la cesárea y una operación para extirpar el tumor en
el cerebro. En esa situación se decidió no aplicar quimioterapia porque el
proceso estaba demasiado avanzado, con el fin de evitar sufrimiento innecesario
hasta el momento de su muerte, una esperanza no mayor de 2, 3, o 4 meses. Entonces
deciden un tratamiento paliativo y nada más, condiciones en la que la paciente
aceptó los tratamientos que se han descrito anteriormente, aunque por supuesto
no los que se han descrito de forma general, sino los mejores conocidos para su
caso en particular.
Resulta que al paso de un mes vuelve muy mejorada y
se le pide hacer pruebas. Después de dos meses y medio de tratamiento se
observa que las metástasis repartidas por diferentes órganos y la lesión
cerebral habían desaparecido, y que las lesiones metastásicas en huesos y
músculos se habían reducido en un 50%. Su estado actual es increíble y ha sido
catalogada de “recesión espontánea” (el gesto que muestra en la imagen nos
indica la sorpresa que intenta transmitir a su público).
Alberto, ¿tú curas el cáncer?, pregunta que a veces hacen
algunas personas... Su respuesta es que NO, pero sí existe un manual de
instrucciones que ayudan al cuerpo a curarse a sí mismo, aunque no siempre
funcione o ya sea demasiado tarde.
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