El Universo hubiera podido ser un desierto de partículas baldías, pero no lo ha sido. La materia es la fuente de la luz, del calor y la energía, es lo que da forma y propiedades a las cosas, ya estaba cuando la vida no existía y es la causa más primitiva de su evolución, está en el tejido neuronal que nos da la razón y nos hace conscientes de la realidad… ¡La materia lo es todo!

lunes, 9 de diciembre de 2013

18.- Partículas y estabilidad.

Se advierte que los contenidos de este apartado son deducciones de un modelo de campos estacionarios. No es información de propósito general como la que solemos buscar en una enciclopedia, y probablemente no se entenderá nada sin haber comenzado por la INTRODUCCIÓN.



            En el apartado sobre la estabilidad enfenómenos oscilatorios ya se planteaban ciertas analogías entre partículas y la teoría de regulación, las cuales recordaremos y ampliaremos un poco más basándonos en el modelo de campos estacionarios descrito en los primeros apartados.

     Variable compleja: Está pendiente de justificar que los campos estacionarios pueden entenderse como una cantidad de movimiento con parte real y parte imaginaria, siendo ésta última el resultado de oscilaciones radiales en todas las direcciones del espacio. También son de variable compleja las funciones de onda y las funciones de transferencia.
     Entrelazamiento: Hay entrelazamiento entre partículas y dispositivos de observación, como también lo hay entre polos y ceros de un sistema regulado en lazo cerrado. En ambos casos no se puede separar en partes un sistema entrelazado, y es previsible que suceda lo mismo en la superposición de campos. El orden de superposiciones marcará los enlaces dominantes, pero no tiene por qué corresponder con el orden en el que aumentan las distancias. Radios de enlace y distancias no son lo mismo, siendo posible un enredo difícil de predecir cuando estén presentes muchos campos.
     Comportamientos opuestos y cargas eléctricas: Los polos y los ceros de un sistema regulado se corresponden con retrasos y adelantos que siempre se conectan por parejas mediante trayectorias en el plano complejo. El comportamiento resultante de cada pareja es intermedio entre un polo y un cero, lo mismo que es intermedia la carga cuando se unen dos partículas de carga opuesta.
     La respuesta no es una suma sino un comportamiento dominante: No importa lo débil que pueda ser una influencia externa… Si el sistema sintoniza con esa influencia, rápidamente se vuelve dominante y acaba siendo la característica fundamental del sistema. Se puede esperar lo mismo en la superposición de campos porque son una conexión directa con todas las frecuencias.
     Existen cancelaciones: Polos y ceros muy cercanos quedan cancelados como dos ondas desfasadas medio ciclo de oscilación, pero mantienen su presencia, y al aproximar una nueva raíz al punto de cancelación se modifica bruscamente la respuesta del sistema, cambian bruscamente las conexiones entre polos y ceros. Las partículas también cancelan energía cuando establecen enlaces estables, y la energía cancelada no es otra cosa que la energía de enlace. Los campos también se cancelan porque son ondas en superposición.
     El espacio y el tiempo son irrelevantes: En el contexto de la estabilidad solo importan las frecuencias y ganancias que definen cada tipo de comportamiento, no se obtiene información sobre posiciones o tiempos aunque sea posible deducirlos posteriormente, dependiendo de las características del sistema estudiado. En la superposición de campos pasa lo mismo, ya que la estabilidad dependerá de la interacción entre ondas que no tienen posición definida. El tiempo y las posteriores proyecciones localizadas dependerán del grado de estabilidad que resulte de la superposición.
     Sistemas idénticos pero con polos y ceros cambiados, quedan cancelados: Exactamente igual se cancelan partículas y antipartículas, convirtiendo toda su masa en energía y desapareciendo. El vacío podría ser efectivamente un mar de partículas canceladas, esperando una oportunidad para volver a manifestar su presencia. Allí donde falte una partícula de la pareja cancelada que forma parte del vacío, habrá una antipartícula que se hace notar, y a la inversa, donde falte la partícula de antimateria se dejará notar una partícula de materia. Si la teoría de regulación guarda una relación estrecha con las partículas, es evidente que no existe simetría completa entre materia y antimateria, tal como se explicaba al final del apartado sobre la estabilidad en fenómenos oscilatorios.

Si fuera cierto que las partículas son campos estacionarios que se superponen a medida que aumentan sus radios de onda, y que las interacciones ocurren en ese contexto deslocalizado, entre ondas completas, entonces las distancias no tendrían sentido y el tiempo correría al mismo ritmo para todas las partículas. En ese contexto, lo único importante sería la estabilidad en las agrupaciones.
Una agrupación inestable debería proyectarse hacia posiciones localizadas que se repelen entre sí, alejándose y aumentando sus radios de superposición como si no pudieran compartir el mismo plano de la realidad. Siempre seguirían en contacto, pero en un plano de mayor radio de superposición, de menor energía, como si hubieran disminuido la ganancia de la agrupación y cambiara su patrón de respuesta para recuperar estabilidad. Cuanto menor es la ganancia, más parecido es el comportamiento a los polos de lazo abierto y, si éstos ocupaban posiciones estables en el plano complejo, entonces una disminución de ganancia tendría que devolver estabilidad. Lógicamente, si la densidad de los campos disminuye, también se reducirán las reacciones como sucede en un sistema regulado al disminuir la ganancia.
Una agrupación estable debería proyectarse hacia posiciones localizadas que se atraen entre sí, acercándose y disminuyendo sus radios de superposición. Entrarían en un plano de la realidad con mayor energía porque aumentaría la densidad y las reacciones serían mayores, como en un sistema regulado que aumenta su ganancia. También cambiaría entonces el patrón de comportamiento y, en el caso de perder estabilidad, volverían a perder ganancia hasta un estado de equilibrio con un aumento del radio de superposición. Al contrario, si el cambio de comportamiento mejorase su estabilidad, entonces terminarían en caída libre hacia planos de la realidad más y más corpusculares y localizados, quizás como moléculas, átomos o partículas subatómicas.
De ser así, lo más minúsculo y corpuscular de la materia tendría que ser una combinación capaz de ser estable con densidades y energías muy altas, con una ganancia muy grande. Sus radios de superposición serían muy pequeños y sucedería lo mismo con el alcance de sus interacciones, ya que sus posiciones estarían muy localizadas. Cuanto más grandes sean los radios de superposición, mayor será el número de partículas que intervienen para formar una combinación estable, y por eso podríamos decir que la interacción es de mayor alcance, aunque más débil por tener menos densidad.
Dentro de cada combinación estable no habría localidad porque todas sus partículas interaccionan en superposición, con sus raíces entrelazadas en el plano complejo. Fuera de la combinación sí habría localidad, porque dos agrupaciones distantes no pueden interferirse con el mismo radio de superposición. Ambas agrupaciones llegarían a interferirse, pero con radio de superposición de mayor orden, con menor energía, menor densidad y menor ganancia. Por lo tanto, tendríamos que hablar de diferentes órdenes de superposición, y en cada uno de ellos habrá entrelazamiento de raíces entre las partículas afectadas, pero el resto de partículas no intervienen en ese mismo plano complejo, no intervienen en ese mismo plano de la realidad aunque sí lo hagan en otros planos de mayor orden.
Eso podría ser una buena interpretación del alcance de las interacciones y también del entrelazamiento cuántico, ya que si dos fotones son emitidos en sentidos opuestos no formarán parte de otras agrupaciones hasta que sean absorbidos. Entretanto, sus raíces seguirán entrelazadas mientras se alejan hasta que alcanzan un orden de superposición donde se integran de forma estable.
Cuanto más débil sea una interacción será porque tiene lugar en un orden de integración mayor, con mayor número de partículas entrelazando sus raíces, de forma más estable por tener menos densidad y energía. Como la interacción más débil de todas, la gravedad existiría por la ausencia de inestabilidad, siempre atractiva. Cualquier otra interacción podría conducir a incrementar o a reducir la estabilidad, y el resultado deberían ser atracciones o repulsiones. Todas las interacciones conocidas pueden ser positivas o negativas, excepto la gravedad. Por otra parte, tampoco es imposible pensar que la gravedad pudiera llegar a ser repulsiva si existe un límite de integración por encima del cuál se reduce la estabilidad, y eso sería equivalente a una expansión acelerada del Universo.
Es curioso que no parezca estar en conflicto con las partículas portadoras de la mecánica cuántica, ya que aumentar o reducir la estabilidad en uno de los planos complejos, de entrelazamiento de raíces, deslocalizado, tiene que ser a costa de partículas incorporadas o expulsadas, como si dichas partículas fueran las responsables de las interacciones, aunque serían más bien la consecuencia y no la causa.
Cuando tenemos delante una función de transferencia, un conjunto de patrones de comportamiento que funcionan tan bien, podemos preguntarnos a qué realidad física se corresponden. Podríamos pensar en un sistema mecánico cuya transformación de Laplace conduzca exactamente a esa función de transferencia, y acertaríamos. Pero también acertaríamos haciendo lo mismo con un sistema eléctrico, reconociendo entonces que hay muchos tipos de sistemas análogos en términos de estabilidad, y que nos puede parecer uno u otro según el tipo de sistema que mejor comprendemos, según el conocimiento que tenemos de la realidad. Si por alguna razón no pudiéramos ver ni palpar el sistema físico real, si no fuéramos conscientes en esa realidad, entonces inventaríamos una realidad compatible, o acabaríamos creyendo que tal realidad no existe, que todo está hecho de un conjunto de patrones de comportamiento, pura información sin soporte material.





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